El lenguaje no aparece por arte de magia: se construye día a día con mirada, gesto, juego y mucha interacción. En esta guía explicamos qué suele aparecer en cada tramo entre los 0 y los 3 años, qué señales conviene observar y cómo potenciar el lenguaje desde la escuela y desde casa. Al final verás por qué la masticación, la respiración nasal y decir adiós al chupete a tiempo también son parte del ‘entrenamiento’ para hablar. (Si estás preparando la incorporación al centro, te puede ayudar este artículo sobre el periodo de adaptación —Periodo de adaptación: guía honesta (y serena) para un buen comienzo en la escuela – Escuela Infantil El Bosque Encantado).
0–6 meses: conversación sin palabras
- Lo que aparece: contacto visual, sonrisa social, gorgoritos, atención a la entonación; gira hacia la voz.
- Qué hacer: hablar despacio y con entonación rica, cara a cara; narrar rutinas; cantar y rimar; dejar silencios para que “responda”.
6–12 meses: balbuceo con intención y primeros gestos
- Lo que aparece: balbuceo repetido y variado, gestos (señalar, adiós), reconoce su nombre, comprende palabras cotidianas.
- Qué hacer: señalar + nombrar; imitar y añadir un sonido; juegos sociales (cucú-tras); libros con imágenes reales y onomatopeyas.
12–18 meses: primeras palabras con sentido
- Lo que aparece: 1–10+ palabras funcionales; comprende mucho más de lo que dice; disfruta de consignas sencillas.
- Qué hacer: ampliar sin corregir (“aua” → “agua fría”); rutinas con lenguaje; inicio de juego simbólico (dar de comer al muñeco).
18–24 meses: ‘boom’ de vocabulario y primeras combinaciones
- Lo que aparece: 20–50+ palabras y combinaciones de dos (“más pan”); identifica partes del cuerpo e imágenes simples.
- Qué hacer: ofrecer elecciones reales (“plátano o pera”); reformular y expandir (“perro ladra” → “el perro está ladrando fuerte”).
24–36 meses: frases, pronombres y mucha conversación
- Lo que aparece: frases de 2–3+ palabras, primeras preposiciones, pronombres, preguntas (“¿qué es?”), narración con ayuda.
- Qué hacer: historias con imágenes (antes/después), juego simbólico más elaborado, conversaciones reales: espera, escucha, valida y responde.
Pronunciación: entre 0 y 3 años es normal que simplifiquen grupos consonánticos o sustituyan sonidos. El foco es comprender y hacerse comprender. La dicción mejora mucho entre los 3 y 5 años.
Principios que funcionan (escuela y casa)
- Servir y devolver: cada gesto, mirada o sonido del niño recibe respuesta (turnos de palabra).
- Nombrar en contexto: menos fichas, más vida real.
- Expandir, no examinar: mejor modelar frases completas que interrogar sin parar.
- Repetición con intención: mismas palabras en distintas situaciones.
- Cantar, rimar y contar: ritmo y melodía segmentan el habla.
- Juego libre y simbólico: lenguaje y juego se alimentan mutuamente.
- Pantallas: pocas y compartidas; la interacción humana gana por goleada.
Ideas prácticas (fáciles y potentes)
- Cesta de los tesoros parlantes (0–18 m): exploran y el adulto pone palabras (texturas, acciones, causa-efecto).
- “Di y haz” (12–24 m): verbaliza la acción que hacéis (rodar, empujar, apilar).
- Libro de fotos familiares: alta motivación para nombres y anécdotas.
- Completar canciones con silencios: favorece turnos.
- Vocabulario emocional (2–3 a): “veo que estás frustrado… ¿ayuda o esperar?”.
- Bilingüismo sin miedo: hablar dos idiomas no retrasa si cada adulto usa el que domina mejor.
Aparato fonador: masticación, chupete y respiración
- Masticación: introducir texturas adecuadas fortalece lengua, labios y mandíbula. No alargar purés si ya puede masticar.
- Chupete y biberón: útiles al inicio, pero mejor retirada progresiva entre 12–24 meses para proteger mordida, respiración nasal y habla.
- Transición a vaso abierto o con pajita cuando sea viable: favorece patrones orales funcionales.
- Respiración nasal: si ves boca abierta habitual, ronquidos o otitis frecuentes, coméntalo con pediatría/ORL y logopedia.
Los “juegos de soplo” (pompas, velas) son divertidos, pero no sustituyen a lo funcional: masticar, beber en vaso, sonidos en contexto.
Señales de alerta (mejor valorar pronto)
- 6–9 meses: no balbucea ni responde a sonidos familiares.
- 12 meses: no usa gestos (señalar, adiós) o no responde a su nombre.
- 15–18 meses: no aparece ninguna palabra con intención.
- 24 meses: <50 palabras o no combina dos palabras.
- Cualquier edad: comprensión muy limitada, pérdida de habilidades, sospecha de hipoacusia, muy poca intencionalidad comunicativa.
En estos casos, conviene consultar (pediatría y logopedia). Un ajuste a tiempo evita frustraciones y acelera avances.
Lo que hacemos en El Bosque Encantado
- Rituales de lenguaje diarios (asamblea, canciones, lectura dialogada).
- Ambientes preparados con objetos reales y juego simbólico para “hablar haciendo”.
- Observación y registro individual del progreso lingüístico.
- Coordinación con familias: pautas personalizadas y, si procede, derivación temprana a logopedia.
- Cohesión orofacial: menús y texturas acordes a la maduración; acompañamiento en retirada de chupete y transición a vaso.
- Si estás en etapa lactante, recuerda nuestro Grupo de Apoyo a la Lactancia — Lactancia materna – Escuela Infantil El Bosque Encantado.
Resumen exprés (para guardar en la nevera)
- Habla = interacción + juego + repetición con sentido.
- Menos “exámenes”, más modelado y expansión.
- Masticar es gimnasia para hablar. Chupete con fecha de retirada.
- Consulta si hay dudas: mirar a tiempo es cuidar.
¿Hablamos?
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